“Es hora de pasar de los archipiélagos de cuidados a un continente de cuidados interconectado, parte de todo un sistema”
Del 11 al 16 de julio se celebró en Zaldibia el curso de verano “La sociedad en la organización y transformación de sus espacios públicos”, de la mano de la UPV. Retomando el tema, hemos querido hablar con Irati Mogollón García, moderadora en la mesa redonda “Ertzetik Erdira”, organizada el último día del curso, para profundizar más en el tema. Mogollón es doctora en sociología e investigadora de la Fundación Matía.

Se habla mucho de cuidados últimamente (más aún desde la aparición del Covid). ¿De qué estamos hablando exactamente? ¿Qué es lo que hay que cambiar?
Los cuidados son actividades cotidianas que hay que realizar para sostener vidas. Inevitablemente, tendemos a relacionar los cuidados con la enfermedad o con situaciones muy concretas, sobre todo en aquellas que requieren cuidados intensivos. Cuando hablamos de cuidados, sin embargo, hablamos de crear los soportes necesarios para sostener nuestras vidas y de crear entre ellos sistemas de relación. Creemos que el cambio está en transformar la concepción: por ejemplo, en la Fundación Matía hemos asumido el lema “De ayudar necesidades a ayudar vidas”. Así que el cambio consiste, en primer lugar, en la mirada que se le da a los cuidados.
Para esto es imprescindible replantear el propio sistema. Lo primero es pensar en las estructuras de nuestro bienestar público y en las conexiones entre ellas. Los estudios científicos han puesto de manifiesto que, en general, existen relaciones frágiles entre los diferentes ámbitos de la administración, servicios sociales, centros de día, servicios a domicilio, Osakidetza, familiares, y soportes psicológicos dirigidos a las personas cuidadoras. Esto dificulta mucho el mapa y hace vulnerables las rutas o circuitos de atención y cuidados. Así pues, es hora de pasar de los archipiélagos de cuidados al continente de cuidados, creando estructuras comunitarias interconectadas y que forman parte de todo un sistema.
¿Cómo valoras las nuevas políticas que se están diseñando y poniendo en marcha en algunos Ayuntamientos?
Muy valientes. Aunque a día de hoy somos conscientes de que todavía estamos en los inicios, tengo la sensación de que cualquier proceso de transformación de la administración pública puede ser tan valiente como difícil. Los procesos de institucionalización suponen burocracia y lentitud en la administración pública, y su transformación es un reto tanto cultural como político.
Muchas veces escuchamos que el cuidado de las personas mayores va a ser el gran reto en los próximos años. ¿Cuáles crees que serán las claves a tener en cuenta?
Desinstitucionalización: creación de procesos y estructuras más cercanas, ciudadanas y personalizadas a las estructuras y procesos burocráticos.
Personalización: el objetivo principal debe ser crear un plan o estrategia para sostener la vida de cada persona. Adaptando la estructura o sistema a la persona y no siendo la persona la que se adapta a la estructura.
Colectivización y normalización: somos una sociedad que necesita cuidados. La clave está en sacar el cuidado de los hospitales y de los servicios sociales y extender todo al pueblo. Para ello, es imprescindible llevar a cabo estrategias de normalización, ubicando los centros de día en el centro de los pueblos, ubicando los cuidados en espacios privilegiados y no sólo en espacios privados del hogar. También será imprescindible trabajar la edad en esta dirección y superar los tabúes relacionados con el envejecimiento.
Por último, la reorganización social de los presupuestos: tenemos un gran debate ante los extremos, cómo hacerlo para poner más recursos públicos a lo largo de este proceso y para que los recursos existentes también tengan mayor eficacia.
Tú misma has trabajado junto con el Ayuntamiento de Usurbil en la creación de un Ecosistema de Cuidados. ¿En qué consiste eso?
El Ayuntamiento de Usurbil y la Fundación Matía han iniciado un proceso participativo sobre el modelo de cuidados. En este proceso se prevé la participación de las instituciones, del sector del cuidado y de los agentes de la comunidad, con el fin de construir colectivamente este nuevo modelo de cuidado, que necesariamente incidirá en el modelo de gestión de los servicios sociales, en los compromisos de voluntariado y cuidado de los agentes sociales y en la cultura del cuidado social. Actualmente hay cinco grupos operativos trabajando en el ecosistema, con más de 30 ciudadanos implicados, y el 19 de noviembre se celebrará una Feria de los Cuidados para llevar a cabo la socialización de todo el debate y estrategia a nivel local. ¡Udalbiltza está invitada, por supuesto!
En cuanto a los servicios e infraestructuras municipales, los servicios más conocidos o utilizados son los de residencia de personas mayores, centros de día y atención domiciliaria. ¿Tienen los ayuntamientos competencias para ofrecer más cosas?
Claro que sí. Los ayuntamientos, con sus equipos de trabajo de servicios sociales, deberían ser los máximos responsables de esta coordinación sociosanitaria y socio-comunitaria. El cuidado es un testimonio de la creación del ecosistema. Y aquí todos deberíamos trabajar en una idea que es muy importante: tener tres reuniones al año no es estar coordinados. La coordinación consiste en programas compartidos, herramientas comunes y estrategias conjuntas. Ello implica inevitablemente un sesgo transversal y un trabajo ingente. Salir de las oficinas y de la departamentalización de la administración pública y ponerse a trabajar juntos es el principal objetivo de este reto, cuya llave sólo la tienen los ayuntamientos.
También está el tema del hogar familiar de las/los cuidadoras/es internas/os. ¿Cuál es la situación actual en torno a esta cuestión?
Hoy en día es una realidad y una necesidad que es muy conflictiva en el día a día y supone un gran aislamiento social y laboral. Si se quiere superar esto, hay que transformar el sistema para que las/los internas/os no sean necesarias/os. Hoy, desgraciadamente, las/los internas/os son parches que satisfacen las deficiencias del sistema, que responden a las necesidades de conciliación de las familias, clave en muchos casos para ayudar a envejecer en casa con garantías. Por lo tanto, para abordar el tema, en lugar de debatir si internas/os sí o no, hay que entender la función que desempeñan las/los internas/os en el ecosistema de cuidados, desde donde responder adecuadamente y superar esta situación de vulnerabilidad total.