Llevan tres años trabajando en Itsasondo con la comunidad energética Hitzar. Poco a poco se está consiguiendo satisfacer la necesidad de energía que tiene el pueblo con la energía generada en el pueblo. Para que lo aprendido hasta ahora sea una ayuda para los demás, su objetivo es extender su comunidad energética a los pueblos de alrededor, así como superar los retos juntos.
¿Por qué comenzasteis a trabajar la energía en vuestro ayuntamiento? Yo creo que siempre estamos intentando hacer algo desde los ayuntamientos, estamos escuchando muchas experiencias interesantes en nuestro entorno, también en Cataluña.Al ver cómo están otros, pensamos: ¿por qué no en nuestro país? Así, aprovechamos la convocatoria anual de subvenciones que realiza la Diputación de Gipuzkoa para impulsar la participación.Cuando recibimos esta ayuda comenzamos a trabajar con Goiener y la empresa Laia para poner en marcha este proceso participativo. ¡Y hasta hoy! En este contexto surgió, por tanto, vuestra comunidad energética. En consecuencia, sí.Ha costado más de un año: hacer reuniones, estar con la gente… hemos traído gente de fuera para explicarles lo que están haciendo. Así, poco a poco, hasta que se forme la comunidad que hoy tenemos.No ha sido un proceso fácil, porque no conocíamos nada. Aquí apenas existía una experiencia semejante cuando empezamos nosotros. El alcalde de Ea (Bizkaia) nos ayudó; ellos ya estaban desarrollando sus labores. También traíamos a algunos navarros y navarras para dar a conocer las labores que se estaban llevando a cabo. ¿Cómo se identificaron los ciudadanos con un proceso de estas características? Muy lentamente. Rodeándolo, sin grandes misterios.El Ayuntamiento ha sido pionero, aprovechando las ayudas hemos instalado tres instalaciones fotovoltaicas, tanto en el tejado del ayuntamiento como en el frontón y en un almacén.A la vista de esto, yo creo que la gente se anima, sabiendo que, por el momento, esto también sale bastante bien económicamente. Es decir, que los vecinos pueden conseguir un ahorro. Sí, así es. Al principio es una inversión, hay que poner dinero.Con las ayudas, calculamos que el dinero invertido en el año 6-8 esté de vuelta y después tenga beneficios. Hace falta un poco de ilusión en el presente y en el futuro.Y no solo eso, sino también la sensación de que entre todos estamos haciendo algo, y eso también es importante.Yo creo que la gente se anima mucho con eso, que necesita, o que debemos sentir que estamos haciendo cosas interesantes juntos. Lo más difícil ha sido el aspecto jurídico (concreción de los estatutos y constitución de la cooperativa); comenzamos viendo que tiene ventajas y ventajas para el futuro. Se creó la cooperativa y comenzó a animar a la gente: baserritarras, con los edificios o tejados más grandes… Después vinieron uno tras otro. ¿Por qué elegisteis la forma jurídica de la Cooperativa? Sin mucho pensamiento. De cara al futuro, sobre todo a largo plazo, es más estable y abre la posibilidad a toda la ciudadanía de ser socia y cumplir objetivos desde un nivel igualitario. Aunque se trata de un punto de partida en Itsasondo, la intención es establecer contactos con otras localidades vecinas para formar parte de la comunidad. ¿Por qué tejer? A veces, solo estando dentro del proyecto te das cuenta de lo que estás haciendo.Entonces te das cuenta de lo que estás haciendo o de las limitaciones y condiciones que tiene el proyecto. En Itsasondo nos ha pasado eso. Somos 60 miembros y contamos con tres comisiones: administrativa (legal), de innovación y viabilidad de proyectos, y económica.Supone un gasto, pero hay una necesidad y una fortaleza para la realización de los proyectos. Sin embargo, no podemos hacer todo entre unos pocos, sino caminar cada uno por su lado, el camino es trabajar juntos. Viendo lo que nos ha costado, no queremos que en los pueblos de alrededor vuelvan a empezar de cero: que son estatutos, que es una asociación… con cosas así, que no pasen tan mal como nosotros.Por eso hemos empezado a trabajar con los pueblos de alrededor en este tema, en el camino de la integración a nivel comarcal, para aprovechar lo que hemos hecho hasta ahora.Además, estamos en la base de la agencia de desarrollo Goieki y hacemos algún Goieki; estamos trabajando para organizarlo a nivel comarcal, porque son muchos los pueblos que han manifestado ese interés. Nosotros hemos sido pioneros en ese sentido; son muchos los pueblos que quieren hacer ese camino, y para ello podemos ofrecerles nuestra experiencia y, si es posible, nuestra ayuda. ¿Cuáles son los retos de cara al futuro? Aprender a hacer las cosas cada vez mejor La primera instalación fotovoltaica que pusimos en marcha no estaba tan bien como queríamos, y ahora estamos hablando de la segunda, en otro caserío. Nuestro objetivo es dar respuesta a las necesidades de todos los socios y socias, y generar, al menos, la electricidad que necesitamos en el pueblo. A partir de ahí puede que sea más difícil, pero vamos hacia adelante.
